PRESENTACIÓN DEL BLOG

Érase una vez, un profesor de flauta que se propuso escalar la montaña mágica del aprendizaje. Ya en la cima, sin aliento y mucho más viejo, descubrió un universo de recursos para sus audiciones. Pero al ver tal poder y pensar en los años de vida que había gastado subiendo aquella montaña, lo guardó celosamente en su mano para que ningún otro docente lo encontrase. Sin embargo, lejos de retenerlo completamente, un atisbo de aquel universo se derramó entre sus dedos dejando volar minúsculos cristales de Boehm que se esparcieron por la montaña. Y allí nació Flautasía, un lugar donde los pequeños siempre soñaban con la flauta.
















viernes, 26 de diciembre de 2014

¿QUÉ ME ESTÁ PASANDO? Hoy hablamos de Distonía Focal con Joaquín Farias.





Publicado en Revista Todo Flauta

Nº 8 del año IV (Octubre 2013)

Todos sabemos que para llegar a ser un buen flautista se necesita del estudio diario y constante, además de una gran dosis de talento que le capacitarán para poder interpretar cualquier estudio, fragmento o pieza musical con soltura, musicalidad y seguridad. Sin embargo, a veces nos olvidamos de que la propia vida del músico influye directamente en su arte, por lo que muchas veces y a pesar de estudiar a destajo, no siempre se suelen obtener los resultados deseados.

Partiendo de que el ser humano es, como su condición indica: un humano y no una máquina, nos topamos con numerosos factores que pueden limitar nuestra práctica diaria. Estos van desde el tener un mal día, el no dormir lo suficiente, que tu novia te haya dejado el día anterior, hasta otro como el cansancio continuo, el estrés, etc. En definitiva, factores que nos hacen, de manera involuntaria, no tocar con las mismas ganas, la misma eficacia o respuesta de actuación.

Normalmente estos momentos suelen ser pocos y apenas se notan en nuestro desarrollo. Pero hagamos un esfuerzo y visualicemos ¿qué pasaría si se parase el tiempo en uno de esos días en los que te levantas con el pie izquierdo? ¿Si ese mal momento fuese eterno? Dan escalofríos solo de pensarlo, ¿verdad? Pues bien, te doy la bienvenida al día a día del músico que padece de Distonía Focal.

Casi todos vosotros sabéis de compañeros músicos, amigos y profesores que han tenido un buen bache en su vida profesional. Unos lo superan y otros terminan por dejar de tocar (…). Algunos eran músicos de orquesta que, prácticamente de la noche a la mañana han olvidado como mover un dedo, enfocar el aire o simplemente coger la flauta. Probablemente penséis que esto que lees es exagerado y prácticamente imposible; por eso mismo os animo a seguir leyendo y descubrir una de las peores enfermedades que afectan al músico a través de un experto: el Dr. Joaquín Farias.

El Profesor J. Farias tiene un amplio currículum polifacético, que aúna las ramas de la música con la medicina y la neuropsicología de manera excepcional. Pianista, cantante lírico y flautista, es uno de los pocos especialistas Europeos en Ergonomía de la Música, experiencia de la que aún se nutren los músicos de nuestra generación, a través de sus enseñanzas en los mejores centros y orquestas de España y de todo el mundo. Además su formación como terapeuta de Shiatsu en España, Reino Unido y Japón, y su doctorado por la Universidad de Medicina en Cádiz, le han llevado a desarrollar un método propio y único de reeducación para músicos que permite recuperar la Distonía focal del músico.

La Distonía focal se refiere a “una enfermedad neurológica que se manifiesta de forma física, a través de contracciones sostenidas e involuntarias de músculos en una o más partes del cuerpo. Ello a menudo puede originar retorcimientos de las partes afectadas, temblores irregulares, contracciones u otros espasmos que imposibilitan la práctica instrumental”.

Al preguntar al Dr. Joaquin Farias “¿Cómo definirías, según tu propia experiencia, la distonía focal?” el nos cuenta:

“La distonía es una desadaptación aprendida, una reprogramación de tu cerebro errónea”.

¿Por qué suele aparecer?

El cerebro aprende asociando y se construye a si mismo continuamente. Las asociaciones, entre aquello que conocemos y los nuevos aprendizajes, establecen conexiones funcionales entre las neuronas creando circuitos que construyen la estructura neuronal del cerebro. Cuando dichas conexiones son plásticas y flexibles, las personas aprenden más fácilmente, porque establecen asociaciones rápidas; en cambio cuando las conexiones son rígidas, es mucho más complicado.

El problema viene cuando un factor, llamémosle X, influye negativamente en esas conexiones, haciéndolas disfuncionales, es decir, algo altera tus circuitos neurales e incluso cambia la estructura del cerebro neurálgicamente. Las conexiones se vuelven disfuncionales, porque no enlazan con nuestro aprendizaje anterior, y se vuelven rígidas, lo que hace que el nuevo aprendizaje no se termine de dar, e incluso se paralice. Por tanto, la distonia es rigidez en la musculatura porque hay una previa rigidez cognitiva, y dejan al músico en “standby”.

Pongamos un ejemplo: Imagínate que estas estudiando el famoso pasaje del primer movimiento de la sonata de Prokofiev. En vez de estudiarlo lentamente, fijándote en cada una de las notas, empiezas a tocarlo de golpe una y otra vez, repitiendo lo mismo muchas veces, aun sabiendo que está mal. El cerebro hace lo mismo y lo repite en forma de bucle, grabando el error en tu memoria. Probablemente si sigues haciendo lo mismo 1 semana más, al final tengas problemas no solo en ese pasaje, sino entre esos intervalos. Si a esto le sumas un periodo de estrés, e incluso traumático en tu vida, el fallo se puede trasladar a la falta de coordinación en las posiciones de horquilla de tu mano izquierda, movilidad en tus dedos de la mano derecha o en ambas manos, hasta el punto de no poder dar dos notas seguidas. Has grabado un nuevo aprendizaje que no encuentra conexión con tu experiencia anterior y eso te ha producido una atrofia en tus dedos. De la noche a la mañana.

Comentas en tu ejemplo un caso de distonía en tus dedos. Sin embargo ¿de que otras formas se puede manifestar en los flautistas?

De cualquier forma, donde haya un musculo siempre puede haber una distonía. Generalmente las encontramos en dedos, manos y boca, pero también encontramos distonía en músculos faciales, en la garganta, en los músculos cervicales, lengua o laringe que también pueden alterar la embocadura.

En el caso de la embocadura por ejemplo, la distonia se puede dar porque algún músculo trabaja más de la cuenta o se tense demasiado. No obstante, los cambios musculares que producen distonia pueden ser microscópicos, lo suficiente para romper el equilibrio que tenías antes. Es como un castillo de naipes; a la mínima se derrumba y pierdes tu sonido.

¿Entonces los temblores que se dan en algunas embocaduras indican algún tipo de distonía?

Los temblores son frecuentes y hay de muchos tipos. Es normal el temblor que viene cuando esas cansado de tocar y el músculo no puede más; eso se soluciona con descanso. Luego están los que se asocian a situaciones de miedo o nervios, donde muestras más hiperactividad cerebral. Tan solo cuando ese temblor se estabiliza, cuando sigues temblando sin causa cada vez que vas a tocar tu instrumento, a pesar de estar en tu casa tranquilo, sería un temblor distónico.

¿Cuáles podrían ser las causas que generan distonía? Explícanos cuál puede ser ese factor X.
La distonia puede darse a raíz de tu estudio en casa y de los nuevos cambios que hagas, que a veces en vez de mejorar te hacen empeorar. Sin embargo es muy común encontrarse distonía derivadas de traumas, ya sean en tu vida cotidiana o de tu vida profesional, pues tu actividad psicológica también afecta a la neurológica y por tanto, a tu actividad cerebral.

Centrándonos en tu actividad musical, los traumas pueden aparecer tanto en la actividad escénica como durante la clase del profesor, el cual tiene sus propios métodos pedagógicos. Poniendo un ejemplo, recientemente me encontré con una violinista de orquesta con problemas de distonía en uno de sus dedos. Descubrí que todo había pasado porque su profesor le había dicho “hazlo como si la cuerda quemase”. El violinista se había obsesionado con la palabra “quema” y entonces, en vez de soltar la cuerda rápido, desarrolló una especie de espasmo negativo que le impedía tocar (…). Muchas veces la distonia viene como respuesta defensiva, cuando el sistema nervioso identifica que algo es peligroso. Se asocia el tocar con esa situación y puede derivar en una respuesta defensiva “no puedo tocar porque me produce dolor”. Nuestro cerebro está hecho para dos cosas: primero proteger y luego para servir. Si para servir entramos en conflicto con protegerte, el inconsciente te lo bloquea. Si te dicen que la cuerda “quema” tu inconsciente te protegerá para que no toques la cuerda porque te producirá dolor.

En el caso de las audiciones aparece de la misma forma. Es cierto que cuantas más experiencias escénicas tengas tocarás mejor en público, pero siempre y cuando esas experiencias hayan sido positivas, por tanto no es tanto la cantidad sino la calidad. Por lo general, cuando alguien sufre de ansiedad y estrés, la adrenalina que generas hace que tu memoria lo fije mucho más que cuando estás relajado. Frente al público habría que añadirle las emociones, los pensamientos negativos, las percepciones del público, lo que crees que piensan, lo que tú piensas de ti mismo… Todo ello crea un coktail cerebral que hace que una mala audición impacte a tu cerebro mucho más que una buena. Hay que evitar las malas experiencias, porque solo una sesión negativa puede hacer que lleves 30 años tocando bien y en 24 horas puedas romper tu equilibrio: neurológico (porque has creado conexiones disfuncionales), físico (porque tus músculos no obedecen tus órdenas) y psicológico (porque tu incapacidad física y, por tanto intérprete, te lleva a estados depresivos).

Por lo que nos cuentas, ¿la distonía se puede dar también en músicos profesionales con años experiencia?

Por supuesto. La distonia nos enseña eso. El cerebro es dinámico: hoy estas aquí tocando genial y mañana cambias a peor. ¿Por qué? Porque quizás has tomado ciertas decisiones nuevas que acaban de romper tu equilibrio”. La distonía es una desadaptación aprendida, una reprogramación de tu cerebro errónea que se puede dar en cualquier momento de tu vida, así que no es raro encontrarnos con que esta enfermedad afecte a más del 10% de los músicos profesionales de alto nivel.

¿Por qué estos nuevos aprendizajes erróneos suelen derivar en distonia en músicos profesionales y no afectan a los niños que se inician en el instrumento?

Digamos que el sistema nervioso está mejor preparado cuando somos niños, simplemente porque es más plástico y flexible y no necesita tanto esfuerzo para hacer cambios, al contrario que cuando somos mayores. Además en adultos, influye el conflicto al que llamo “crash del Sotfware”, es decir, cuando tienes dos programas (o dos pensamientos) que por separado funcionan bien pero que cuando intentas que funcionen a la vez hace que el sistema se “cuelgue”. Por ejemplo, al hablar dos lenguas: cuando eres niño puedes aprender dos lenguajes a la vez y con facilidad, pero conforme crecemos, nos cuesta más hablar una segunda lengua porque la comparamos con la primera, lo cual bloquea el aprendizaje”.

¿Crees que la distonia focal es reversible? ¿Puede desaparecer por si sola?

El cerebro es plástico porque cambia y se actualiza al día con cada aprendizaje, pero no elástico, puesto que no puede volver hacia atrás. Cada día que te acuestas tienes un cerebro distinto del día anterior, al estar en continua actualización, por lo que solo puedes construir un nuevo equilibrio coherente con el cerebro del presente y no del pasado. La mayoría de la gente con distonia no logra resolver su problema porque sigue tocando en ese pasado, anclados en su trauma, y no en el presente real. No están conectados con la realidad de alguna manera.

Por otro lado, teniendo en cuenta que en el cerebro no existe el olvido y que veces solemos reprimir los malos recuerdos para que no nos afecten, aunque sigan estando en tu mente escondidos, suele ser difícil recuperarse por sí solos y necesitamos casi siempre de tratamiento. Partiendo de que “todo lo que aprendemos se queda” y que nuestro cerebro no olvidará ese estrés post-traumático, nosotros podemos construir nuevas realidades en las que llevemos mejor ese recuerdo. Por ejemplo, reintegrándolo de otra manera a través de terapia psicológica, específica para músicos, y aprendiendo a vivir con él, de forma que la persona acepte su problema y aprenda a encontrar el equilibrio conectando sus circuitos durmientes con la experiencia real que está viviendo ahora.

En definitiva, la distonía focal es reversible y se puede curar, rehaciéndonos y reinventándonos. Hace falta fuerza de voluntad y querer el cambio, aunque he de reconocer que hay ciertos aspectos que ayudan a la mejora significativamente.

¿A qué se refiere con ciertos aspectos que puedan ayudar a la recuperación? 

De forma general podría decir que hay aspectos, como el sexo o la lateralidad, que influyen en mayor o menor medida en la recuperación de la distonía. Los zurdos suelen presentar más facilidad para la recuperación. En cuanto al sexo, las mujeres suelen recuperarse antes que los hombres porque la progesterona, esta hormona ayuda a la plasticidad cerebral y “ fertiliza las neuronas”. Es resumen, las mujeres son más receptivas a cualquier cambio y se adaptan mejor a nivel cerebral que los hombres, y ya si son zurdas, mucho mejor.

No obstante, depende de cada persona y de la capacidad de adaptación que tenga, de su vida, contexto, ambiente, cultura. Cada caso es único, pero es muy importante que el tratamiento de recuperación se de en el entorno adecuado.

¿Crees que la felicidad influye tanto para la nueva aparición de la distonia como para su recuperación?

La felicidad es obligatoria para recuperarse. Los niveles que miden si eres o no feliz, están relacionados con la serotonina. Esta hormona potencia la plasticidad, es decir, una persona feliz es potencialmente mas flexible para aprender porque esta en el estado adecuado. Las experiencias placenteras abren la capacidad para aprender, mientras que la tristeza la cierra y termina por deteriorar esta capacidad. Si eres feliz tus mismas neuronas desarrollan brotes y esto hace que escuchen mejor los mensajes positivos y te hagas más fuerte. Por tanto, hay que intervenir sobre la felicidad para aumentar las posibilidades de recuperación.

Has dicho que te dedicas a reorientar esa tendencia, ¿pero como lo llevas a cabo?

Hago ejercicios específicos para cada persona en concreto. No obstante también me ocupo de que olvide miedos, reintegre pensamientos…. es psicológico, pedagógico, entrenamiento físico y remodelación de las estructuras cerebrales. Soy como un “analista de software cerebral” y para ello busco que es lo que funciona mal en la memoria, las asociaciones que hay y cuales son funcionales y no. Después de elegir el momento correcto para empezar la terapia, empezamos con la reprogramación.

Hay que cambiar las conexiones cambiando las disociaciones, induciendo una reorganización o reaprendizaje trabajando sobre la memoria y la técnica. A veces el cerebro crea ilusiones y vive en un bucle, por lo que debemos enseñarles a salir de esa situación y darse cuenta de lo que está pasando. Intentamos que el cerebro dialogue consigo mismo y llegue a una respuesta coherente. No obstante, revertir un proceso de aprendizaje lleva tiempo y eso puedo provocar estrés en pacientes que esperan soluciones milagro.

¿Qué recomendación le darías a la gente que empieza a tener estos síntomas?

Tienes que pedir ayuda lo antes posible porque cada dia que pases repitiendo estas conductas disfuncionales, el cerebro las graba más profundamente. En la actividad cerebral existe una norma: las decisiones que tomamos, cuanto más las repetimos, más se estabiliza creando costumbres. Si lo haces una vez es una decisión, si lo haces dos es una tendencia y 5 veces, es una respuesta automática. En mi opinión, si alguien detecta que tiene temblores, movimientos involuntarios, perdida de embocadura aunque sea leve, que apriete más de la cuenta los músculos faciales, debería pedir asistencia cuanto antes, porque si lo coges al principio de la disfuncionalidad se puede solucionar inmediatamente.

¿Has pensado en escribir algún libro sobre distonia en flautistas?

La flauta estaba en el proyecto de bibliografía, pero no sola, sino englobando a los instrumentos de viento. Estos instrumentos no tienen elemento coreográfico, no tienes que aprender muchos movimientos para tocar como es el caso del violonchelo o el piano.
Si algún día escribo un libro de distonía para flautistas, lo centraría más en la actividad cerebral que en la física, a pesar de que su posición sea muy poco ergonómica. Es muy compleja en el aspecto de que son instrumentos que para tocarlos muy bien, exigen una precisión extrema. Todo tiene que estar perfecto, si no, no funciona. Esto es un reto cerebral.

No obstante, cuento con bibliografía que es válida para cualquier especialidad, aunque es específica según el lector y sus preferencias cerebrales. Hace tiempo escribí: “Entrenamiento y neuroplasticidad. Rehabilitación de distonías, un nuevo enfoque” para la gente que funciona más con el hemisferio izquierdo y “La rebelión del cuerpo”, para los que trabajan con el hemisferio derecho. Los lectores entienden mejor la información según el hemisferio que tiene mas conectado. El hemisferio izquierdo caracteriza a las personas que quien más datos y son más analíticos, mientras que los que trabajan más con el hemisferio derecho son más intuitivos, les gusta hacer analogías, son intuitivos y su pensamiento es más global.

Como hemos visto, la distonía focal es una enfermedad compleja que afecta al cuerpo a través de la mente y requiere tratamiento. Existen centros de asistencia específicos distribuidos por todo el país que la tratan desde su aspecto psicológico; también otras técnicas más agresivas como las inyecciones de botox que en principio controlan los síntomas de la enfermedad pero no recuperan la distonía. El trabajo del Dr. Farias muestra un método eficaz y completo , a través de las actividades sensoriomotoras de reciclaje y la estimulación propioceptiva, que pueden llegar solucionar esta enfermedad cada vez más común, relacionada con el estrés, los traumas y la felicidad en la vida del músico.

Para finalizar, desde este artículo se quiere, en parte, agradecer al Dr. Farias sus investigaciones sobre la salud del músico y, sobre todo, el relato fascinante que nos confió en esta entrevista donde vertió algunos de sus conocimientos más valiosos después de años de estudio. De manera personal, gracias por tu amistad, amabilidad y profesionalidad. Por otro lado, pretende ayudar a todos los que alguna vez en su vida, y debido a la distonía, se sienten o han sentido solos en este mundo complejo de música, alentándoles a que piensen:” no estás solo, no dejes la música, hay solución a tu problema”. Por último, y a modo de moraleja para todos los flautistas y músicos que están leyendo este artículo:

“Cuiden su gusto musical, su afinación, técnica y sonido, pero no olviden a la persona que hace de la música un arte, porque esta es la llave para disfrutar de su profesión”.

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